domingo, 27 de junio de 2010

Cap. Uno


- Narra Bill

23 de Abril del 2010, 12 de la mañana, íbamos de viaje en la carretera en el coche que conducía mi hermano, Tom. Nos mudaríamos de casa a otro pueblo de Alemania. Tuvimos que dejar nuestro hogar que nos criamos desde pequeños por unos problemas que habían en esa ciudad, y salieron a la luz de nuestros padres hace poco.

Decían que en ese sitio habían unos extraños asesinos, que no era normal como dejaban a sus victimas. Pero… ¿Era extraño? Bueno, no lo sé, eso decía todo mundo.

Mis padres eran demasiados protectores, por lo tanto decidieron que nos alejáramos lo más posible de ese lugar para que no corriéramos el gran peligro que supuestamente corren las personas que siguen ahí.

Lo que no sabían, era que el mayor peligro que ellos tenían, estaban en su propio lugar y lo tendrían siempre en su casa sin saber nada… aun…

No me causaba ninguna gracia irnos de ese lugar, ni a mi hermano, ni a mi, pero no podíamos hacer nada, no había marcha atrás ni aunque quisiéramos. Tampoco podríamos dejar solos a nuestros padres en una ciudad que no conocemos y volver a nuestro inicio. Sospecharían cualquier cosa de nosotros, pensarían que por que después de casi tres años de ser mayores de edad, nos iríamos justo ahora de la casa y los dos juntos. Era mejor no cometer ningún tipo de sospechas. Tampoco eran tontos.

Al fin y al cabo cualquier padres que se preocupan de sus hijos, saldrían esquivando lo mas posible a esos extraños fenómenos que mis padres les hacia llamar vampiros y hombres lobos. No estaba del todo equivocado. Hasta yo mismo creo que lo hubiera echo, por eso no los culpaba tantos, a nosotros solo nos quedaba actuar como tal.

En parte también sacrificaron sus amigos y sus buenos trabajos que tenían. Mi madre era diseñadora de vestuario y mi padre detective del bueno. Gordon, mi padre, últimamente estaba en el caso de una familia que había sido estafada por algún familiar de ellos mismos. Con él no había problema, sabíamos que nunca le darían el puesto de investigar crímenes y asesinatos, para eso estaban sus colegas que ya nos tenían cansados por meter sus narices donde no les importaban. Y mi madre, bueno a ella no le interesaba investigar por sus propios ojos.

No éramos unos asesinos, no nos hacíamos llamar así, no éramos malos ni delincuentes y no era culpable de sentir algo especial por mi hermano gemelo y él por mí. Nos criamos así y se nos paso un poco la mano con el cariño de hermanos a ser otro tipo de cariño un poco más incestuoso.

Habían secretos, secretos y muchos secretos que teníamos guardados por el bien de nuestros padres. No queríamos hacerles sentir que no nos supieron criar y que de cierta forma tenían a unos desquiciados en su propia casa. Es verdad que ellos no nos criaron del todo, la mayor parte de nuestra infancia estábamos solos en casa, nuestros padres ya desde ese entonces trabajaban duro y no pasaban mucho tiempo con nosotros. Desde pequeño Tom y yo nos criamos mutuamente, nos enseñábamos las cosas que aprendía cada uno en el día, dejábamos la embarrada en la cocina tratando de preparar algo para comer en la cena. Yo iba diariamente a la escuela, mi madre nos iba a dejar pero yo era el único que entraba a clases. Con Tom nos poníamos de acuerdo, el iba a “trabajar” a la calle, no tengo ni la menor idea que hacia, nunca me ha explicado. El llevaba el dinero a la casa y solo lo compartíamos entre nosotros, en ropa, comida chatarra, películas, paseo de “hermanos” y no les pedíamos ni un peso a nuestros padres, ellos creían que algunas cosas nos las regalaba una vecina. Nunca sospecharon que cuando éramos menores de edad Tom trabajaba. Claro que después con el tiempo les dijo a mi madre que lo hacia pero ya teníamos 18 años.

En cuanto terminaban las clases, Tom estaba ahí esperándome a la salida de la escuela, y nos íbamos juntos a la casa que quedaba un poco retirado, a veces nos infiltrábamos en bares y pasábamos un buen rato divirtiéndonos, en total nadie nos estaría esperando en casa y nadie sabría nada de lo que hacemos. Cuando teníamos tiempo libre le trataba de explicar las cosas de la escuela, él solo iba a dar los exámenes y así nuestros padres no se daban cuentas que solo yo asistía a clases. A pesar que faltaba mucho no le iba tan mal con las notas, ¿Será por que tenia un buen profesor particular en casa? Yo creo que si.

Desde ese entonces cuando estábamos solos, desarrollamos nuestros dos mayores secretos, nos dábamos cuenta que nuestro cariño de hermanos no era igual a otros, era algo raro, no era normal, eso lo sabíamos, pero ya estaba echo y no podíamos hacer nada, no aguantaríamos estar separado del otro, de seguro que si nos separaríamos moriríamos juntos.

Luego nos dimos cuenta que dentro de nosotros nos ocurría algo extraño, cosas diferentes al otro, pero como compartíamos todo nos enseñábamos mutuamente hasta aprender a hacer lo mismo. Nos enteramos que con esto que nos sucedía no había marcha atrás y solo quedaba una opción… seguir con nuestras malditas ansiedades de asesinar y beber sangre haciendo el menor daño posible y protegiendo a las personas que nos importan.

Teníamos poderes iguales y distintos, por ejemplo, el que bebía sangre humana pero no le gustaba asesinar era yo, el que volaba era yo, el que hace el menor ruido posible con naturalidad era yo, el que podía ver a cientos de kilómetros era yo. Mi hermano era el que asesinaba por placer, él es el que siente si alguien esta cerca o si nos escucha, él es el que tiene bastante fuerza y puede quebrar cosas con tanta facilidad. Y ambos teníamos el don de comunicarnos a través de la mente, podíamos hablar entre nosotros sin que ningún mortal nos oyese.

Era verdad no podíamos morir, excepto por alguien de nuestra raza que fueran más poderosos que nosotros. Pero no había de que preocuparse, en Alemania sabíamos que lo más seguro era que los únicos inmortales fuéramos nosotros. Habían leyendas que contaban que los hombres lobos con los vampiros son enemigos, en este caso fue distinto. ¿Por qué nos eligieron? ¿No podíamos ser chicos normales? ¿Por qué los dos de diferentes razas y a la vez tan iguales? ¿Cuál es nuestra misión? ¿Moriremos algún día? ¿Nos condenaran por ser extraños? Preguntas que nos hacíamos todos los días, pero de seguro lo averiguaremos.

Lo único que sabíamos era que daríamos todo por proteger nuestra familia, y eso era lo que hacíamos. Si te cuzas y vas en mal camino entrometiéndote en nuestras cosas, puede que termines mordido por un lobo hambriento de tu carne y por un vampiro sediento de tu sangre…

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