domingo, 4 de julio de 2010

Cap. Catorce


Narra Tom

Sentía un poco de frío y comencé a abrir muy lentamente mis ojos débiles que tenia dándome cuenta enseguida que estaba completamente desnudo de pies a cabeza con sólo el collar que colgaba de mi cuello que contenía la foto de Bill de pequeño y tenia un sentimiento especial. Miré hacia los lados y noté que estaba amarrado con unas cadenas pesadas con las manos y los pies a cada orilla de la cama bien firme, como que si la persona que me amarró a ella supiese que yo tenía más fuerza de lo normal como para amarrarme con cadenas. Luego comencé a mirar la habitación en la cual estaba, miré todos los detalles, habían velas encendidas, espejos por todos lados hasta en el techo, y lo que me llamó más la atención es que no había nada echo de plata, la habitación claramente no era mía y la de Bill tampoco, la suya ya la conocía perfectamente, no sabía en que lugar me encontraba, sentí el olor de mi hermano pero creo que era solo su ropa que estaba al costado mío en una de las sillas, me empecé a preocupar mucho por él, ¿Dónde podrá estar? ¿Le habrán echo algo malo? ¿Lo tendrán amarrado como a mí? ¿Quién me hizo esto? Cosas que me preguntaba a cada segundo que pasaba y me empezaba a preocupar aun más poniéndome nervioso he histérico. Sólo recuerdo que la última vez que estuve con Bill fue en el bar de Georg, de ahí creo que se me pasaron un poco las copas y ya no supe nada más de la vida hasta que desperté aquí atado y sin saber nada de él. No aguanté más y empecé a gritar desquiciadamente el nombre de mi hermoso hermano.

Tom: ¡Bill, Bill, ¿Estás aquí? ¿Estás bien? ¿No te hicieron nada? ¿Estás vivo? –Gritando fuertemente-

De pronto veía como la puerta del baño se habría silenciosamente y se asomaba una sombra que era muy delgada, alta, y que también estaba desnuda. Miré desde sus pies hasta llegar a su cara dándome cuenta que era él, Bill. Venia desnudo mojado y secándose el cabello con una toalla blanca.

Bill: ¿Por qué debería estar muerto? –Preguntó mordiéndose el labio-

Tom: Me preocupé demasiado por ti, pensé que te podría haber pasado algo. Pero desátame ¿Qué sucedió? ¿Quién me hizo esto? –Moviendo sus manos-

Bill: Yo -Colgando la toalla sobre una silla-

Tom: ¡¿Qué?! –Sorprendido-

Bill: ¿No te gusta emborracharte? Bueno ahora atente a las consecuencias hermanito –Subiéndose lentamente cuerpo a cuerpo encima de Tom apoyando rodillas y manos en la cama-

Tom: ¿Qué, qué haces? –Nervioso- ¿Me castigaras? –Jugueteando con su piercing-

Bill: Lo que te encanta a ti, sólo que tú ahora serás mi prisionero y aquí mando yo –Tocando a Tom con su dedo índice desde la pelvis hasta su abdomen-

Tom: ¿Dónde estamos? –Preocupado-

Bill: En un lugar seguro, aquí nadie nos molestará –Dándole pequeños besos húmedos en su abdomen –

Tom: Pero no necesitas tenerme amarrado para esto –Sintiendo placer-

Bill: Pero es que así es más excitante para mí –Subiendo lentamente por el cuerpo de Tom hasta besarlo en los labios, mientras que con unas de sus manos le agarra su polla-

Tom: ¡Hey, no vale! –Quejándose- Yo también quiero tocar

Bill: Ya te tocará –Besándolo-

No me gustaba tanto la idea de estar amarrado a la cama, es cierto que le daba un toque único pero aun así yo quería disfrutarlo de la misma manera que Bill. Nos empezamos a besar locamente como si fuera nuestra primera y última vez en la vida, me encantaba poder sentir esa deliciosa lengüita introduciéndose dentro de mi boca, era un sabor único e irreemplazable. Cada minuto que pasaba me excitaba aun más, es que ¿Quién no podría excitarse estando junto a Bill en la cama? Era algo obvio, cualquiera lo aria. Me mordía, Bill me mordía y me encantaba, sus dientes tratando de jalar a pedazos mi carne y comérsela a besos. Todo el tiempo le miraba la espalda a través del espejo gigante que había en el techo que alcanzaba a ver a Bill perfectamente como lo hacia encima mío. Estaba sentado sobre mi abdomen besándome en la boca, y podía sentir claramente como su polla rozaba con mi cuerpo cada vez que se movía.

Después noté que a Bill ya se le habían puesto los ojos de un tono rojo intenso y a los minutos después sus filosos colmillos se le empezaban a asomar, noté algo es su mirada que por primera vez sentí temor. Bill se me acercaba muchas veces al costado de mi cuello a darme unas pequeñas mordidas que a penas podía sentirlas.

De pronto me sentía agotado, cansado, débil, algo demasiado raro en mi, siempre en este tipo de ocasiones el que acaba diciendo que terminemos es Bill no yo, los ojos se me cerraban solos, hasta que pude abrirlos y darme cuenta de lo que estaba ocurriendo. Bill me había mordido en el cuello y me estaba succionando la sangre, pude sentir como el líquido de mi cuerpo salía mientras yo me quedaba cada vez más débil hasta que pude reaccionar.

Tom: ¡Para! –Débil-

Bill: … -Sigue mordiendo-

Tom: ¡Bill que pares! Me… me estás haciendo daño… -Tratando de desatarse las manos-

Bill aun me succionaba la sangre y yo no lo podía evitar con palabras, traté y traté de desamárrame las manos sin que él se diera cuenta hasta que lo logré.

Tom: ¡Que me haces daño te digo! –Gritando y empujándolo contra la muralla-

Él choca contra la muralla de espalda y cae al suelo, rápidamente al ver a Bill sentado, me desaté los pies para poder estar libre, yo aun estaba muy débil y no tenía fuerzas suficiente para ponerme de pie, a si que sólo me quede acotado en la cama tosiendo y esperando a que tuviera fuerzas. Mi hermano se paro y volvió a ser él, me miraba sin decir ni una sola palabra, como un niño chico que se arrepiente de lo que acababa de hacer. Comenzó a vestirse lo más rápido que pudo sin mirarme a la cara, yo tampoco decía nada, no sabía lo que sucedía Bill jamás me había echo algo parecido a esto y estaba actuando demasiado extraño, hubo un silencio extremo hasta que sólo escuche salir la palabra “Perdóname” de los hermosos labios de mi hermano y salió por la ventana como un prófugo escapando de la justicia.

No entendía esa actitud de Bill ¿Por qué quería mi sangre si es la misma de él? Tenia miedo ¿Qué? ¿Ahora me convertiría en un Vampiro? Eso no podría pasar, yo ya soy un Hombre Lobo pero aun así estaba nervioso por lo que me pudiera suceder en algunos minutos más. Fui al baño a tratar de pensar más, no podía hacerlo mirando la cama en donde era el punto en donde ocurrió todo, me miré en el espejo y observé el costado de mi cuello en donde me había atacado Bill bruscamente, ahí estaba la herida con pequeñas marcas de sangre, me tocaba pero no dolía. No sabía que iba a pasar después de todo esto, me vestí y salí de ese lugar de la misma manera que Bill, al caminar por afuera me había dado cuenta recién que estábamos en un Motel y me retiré de ese lugar en mi auto. No sé como mirar a Bill después de esto, no estaba enojado por lo que me hizo, pero estaba extrañado por su forma de ser, y sabía que él se sentiría culpable y tendría vergüenza ahora. Llegué a la casa, eran las doce de la noche y estaba mi madre en el living.

Tom: ¿Qué haces a esta hora despierta? –Juntando la puerta-

Simone: Esperando a que llegaran –Viendo unas revistas-

Tom: ¿Llegaran? ¿Bill aun no llega? –Preocupado-

Simone: Pensé que estaban juntos –Preocupada y dejando las revistas al costado-

Tom: Si si estábamos juntos, debe estar con unos amigos en el bar, pronto llegará no te preocupes –Caminando hacia su pieza-

Simone: ¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que se vengan de noche por separado? –Alterada-

Tom: Pero no es culpa mía, seguramente algo se le quedo en el bar y se devolvió a buscarlo eso es todo, lo llamaré para que te calmes –Entrando a su habitación y cerrando la puerta-

¿Donde podría estar Bill a esta hora? El bar ya está cerrado y no tiene más amigos para irse a sus casas, mi madre estaba muy preocupada y yo también. Escuche el sonido de mi celular y me acababa de llegar un mensaje de Bill así que lo leí.

“Perdóname, lo menos que quiero en esta vida es hacerte daño”

Por lo menos sabía que estaba vivo y bien, pero no quería que hiciera nada estúpido a si que le devolví un mensaje.

“¿Dónde estás? Ven a casa, la mamá esta muy preocupada por ti”

Enseguida me llegó otro mensaje.

“Estoy bien, dile que no se preocupe”

Y le envié otro

“Bill, no estoy enfadado por lo que pasó, necesitamos hablar, pero si me enojaré si es que no apareces en casa en unos minutos”

No me respondió, supongo que en unos instantes aparecería por aquí. Me senté en la cama y Macky me miraba triste, se subió a mí hasta llegar al cuello y comenzó a lamerme la herida de Bill, recordé que mañana era nuestro primer día de clases en la nueva universidad a si que decidí acostarme y descansar justo a Macky hasta que me quedé dormido.

Narra Bill

Como pude haber sido tan estúpido, como me dejé llevar por esta maldición que tengo y hacerle daño a mi propio hermano, más que hermano ¡A mi novio! No podía creer lo que acababa de hacer, como lo iba a mirar después de esto, tenía demasiada vergüenza pude haberlo matado yo mismo, eso si jamás me lo hubiera perdonado, yo no era un asesino, tampoco era culpable de intentar cometer esto, pero es que la maldición se apodero de mi y simplemente no supe como reaccionar. Tom me había dicho que no estaba enfadado conmigo, pero yo sabía que en el fondo si lo estaba, mi madre estaba preocupada por mí a si que decidí regresar a la casa. Cuando llegué, me asomé por la ventana de la habitación de Tom, él estaba durmiendo con mi perrito, entré y me acerqué a mi hermano, pude observar esa maldita herida que le deje marcada en su cuello, lo acaricié y lo besé en la frente saliendo inmediatamente de su habitación antes que él o Macky se dieran cuenta que yo estaba ahí, y fui por la entrada de la casa.

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